martes, 1 de febrero de 2011

Para los GREGORIANOS;Catalina Bros Canella casada con Gregorio Vigil_escalera Crespo:





Catalina BROS Canella:
                                 


                                             Padres:

 José María BROS Cónsul(A) y Manuela Canella de la Meana(B).

(A)   José María BROS Cónsul :
                                Padres: Juan Bros Bertomeu (1) y Dolores Cónsul González de Villar(2)     
                                   


                                       (1) Juan Bros Bertomeu: Juan Bros fue una figura importante de la música catedralicia del siglo XIX no sólo como maestro de capilla, sino también como compositor. Hombre de gran actividad tanto en las catedrales de León como de Oviedo, su biógrafo, Guy Bourlingueux, señala que «hasta se ha llegado a pretender que no permitía que se interpretasen en la catedral ovetense obras que no fuesen suyas».

Bros había nacido en Tortosa (Tarragona) en el año 1776. Pertenecía a familia modesta, y sus primeros estudios musicales los hizo como niño de coro de la catedral de Tortosa, en la que había sido bautizado. Más tarde se trasladó a Barcelona, donde fue discípulo de Francisco Queralt, maestro de capilla catedralicio. Muy joven aún, obtiene por oposición el puesto de segundo maestro de capilla de la basílica parroquial de Santa María del Mar, en Barcelona. Allí inicia también sus actividades como compositor, conservándose un motete fechado en 1787. En 1806 obtiene, previa oposición, la plaza de maestro de capilla de la catedral de León. Los canónigos le asignaron una renta de mil quinientos reales y el permiso para usar la capa de coro, que le correspondía por su condición de maestro de capilla. A pesar de todo ello, permaneció poco tiempo en León, pues habiendo quedado vacante el magisterio de capilla de la catedral de Málaga Bros opositó a él y, pese a tratarse de unas oposiciones reñidas, las ganó. Por aquellos días ofreció sus servicios a la iglesia primada de Lima, en Perú, y después de tantos trabajos y de ganar la difícil oposición de Málaga, decide sorprendentemente regresar a León, lo que lleva a Bourlingueux a preguntarse: «¿Acaso era Bros un hombre inconstante, veleidoso? ¿Cómo explicar tantos titubeos y vacilaciones?».

De la vocación sacerdotal le apartó de manera definitiva su matrimonio con la asturiana María Dolores Cónsul Villar, de Vega de Poja (Siero), hija de Juan Nepomuceno Cónsul Jove, individuo de la Sociedad Económica de Amigos del País de Asturias. En 1815 hace movimientos para su traslado como maestro de capilla a la catedral de Oviedo, pero al cabo renuncia, como había hecho en Málaga. Durante el Trienio Constitucional, fue dos veces regidor del Ayuntamiento de León y se le encargaron misiones de confianza, lo que condujo a su destitución como maestro de capilla en 1823. Tal vez por este motivo, y por ser asturiana su esposa, se establece en Oviedo, aunque no es nombrado maestro de capilla de la Catedral hasta 1834. Y ejerciendo el cargo, fallece el 12 de marzo de 1852. Según Emilio Casares, «la estancia de Bros en Oviedo coincidió con el inicio de la decadencia de la música catedralicia debido a la desamortización de Mendizábal; pero, gracias a su fuerte personalidad, esta decadencia pudo ser evitada durante su magisterio». Como compositor, se le deben el poema sinfónico «El juicio universal», varios misereres, lamentaciones, misas, salmos, un oficio de difuntos y un «Te Deum». Por desgracia, su obra musical no se conserva en Oviedo.
     
     



    (2)  Dolores Cónsul González de Villar:

                                            Padres:

           Juan Nepomuceno Cónsul Requejo(a) y Rita González de Villar y Fuertes Pola.  Hermanos: Juan Nepomuceno Cónsul González de Villar (b) y Teresa cónsul González de Villar (monja)
                                                                                                                   
(a) Juan Nepomuceno Cónsul Requejo: Profesor de dibujo y pintura nacido en Oviedo (Asturias) el 5 de noviembre de 1747.
En la adolescencia fue enviado a Francia con la finalidad de que completase allí su educación, como era costumbre en su familia, pues procedían de ese país.
Muerto el padre en 1771, regresa a la ciudad de nacimiento con una cultura muy grande, haciéndose cargo de las empresas que su padre había montado, entre las que se encontraba una fábrica de loza en Villar (Siero).
Desde entonces compartirá sus obligaciones profesionales con la pintura, haciendo obras de gran valor, entre ellas un retrato de Jovellanos y la escenografía para sus dos dramas, Pelayo y El delincuente honrado.
En 1782 ingresa en la Sociedad Económica de Amigos del País, lo que sirvió para dar empuje a la Escuela de Dibujo, que alcanzó las cotas más altas cuando él la dirigía.
Fue regidor perpetuo de Oviedo y juez noble desde 1795, lo que, junto a sus esfuerzos por el progreso de Asturias, hacen de él un personaje muy valorado por sus conciudadanos. Muere el 13 de julio de 1807 en Oviedo, siendo sepultado en la iglesia de San Tirso.
(b)Juan Nepomuceno Cónsul González de Villar(hermano de la abuela) tío-abuelo de Catalina Bros:

         Don Juan Nepomuceno Cónsul y González del Villar, nació en Oviedo en el año 1779. Su padre, Don Juan Nepomuceno Cónsul y Requejo, juez primero noble y regidor perpetuo de la capital del Principado, socio de mérito de la económica de Asturias, mayorazgo y señor de la casa solariega del Villar en el Concejo de Siero, fue aquel benemérito patricio, tan amado de Jovellanos, a quién la cultura asturiana debe  el establecimiento de la escuela de dibujo en Oviedo de que fue promotor y primer director. Su madre Dª Rita González del Villar y Fuertes Pola, natural de Luanco, pertenecía por ambos apellidos a los linajes de más calificada nobleza en el Concejo de Gozón. Así resulta de la información de hidalguía recibida, según pauta y borrador que dio al efecto el regidor perpetuo  y alférez mayor de Gijón D. Francisco de Paula Jovellanos, para solicitar el ingreso del joven D. Juan, en la Real Academia de Segovia.

Educado por padre tan celoso, llevaba D. Juan, a la vez que los más arraigados y severos principios  de honor y religiosidad, una preparación científico-literaria completa y nada común, al ingresar como Caballero Cadete de Artillería en el Alcázar segoviano en virtud de Real orden de 13 de enero de 1792. Allí bajo la disciplina de sabios y renombrados oficiales, siguió y terminó la carrera con el aprovechamiento consiguiente a sus talentos y aplicación, obteniendo el octavo puesto en la numerosa lista de promovidos a subtenientes del Cuerpo el 11 de agosto de 1796.

La hoja de servicios de Cónsul, que calla sus postreras vicisitudes y lamentable fin, ofrece clara noticia de sus méritos hasta los comienzos del año 1808. Cinco de los seis años que fue subteniente los sirvió en la marina, embarcado en la escuadra de S.M. al mando sucesivamente de D. José de Mazarredo, D. Federico Gravina y D. Antonio de Córdoba, asistiendo con lucimiento de su persona a la defensa de Cádiz contra los ingleses, tan sabia y valerosamente dirigido por D. Tomás de Morla, ascendido a teniente en 12 de julio de 1802, con destino a las compañías de artilleros a caballo del 3º regimiento, apenas pudo tomar posesión de aquel empleo, ya que en 7 de agosto del mismo año, fue  promovido a capitán segundo del 1º.

Por real despacho de 9 de diciembre de 1803 se le nombró ayudante mayor  de aquella sección, sin que conste la fecha del cese en dicho cargo electivo, que dejó para volver al Alcázar de Segovia  a servir el más honorífico y preferente ayudante segundo en la compañía de Caballeros Cadetes, comisión que todavía desempeñaba en 1806  al ascender a capitán 1º con destino al primer regimiento residente en Barcelona.

Después de larga licencia pasada en Asturias con motivo del fallecimiento de su padre, acababa de llegar a la corte con intento de proseguir su marcha cuando ocurrió la patriótica explosión del Dos de mayo; e impulsado por su propio espíritu y por la fraternal que le unía a D. Luis Daoiz, fue de los primeros oficiales que se presentaron en el cuartel de Monteleón, baluarte de la independencia española donde se inauguró la lucha desigual, terminada seis años después con el vencimiento del gran capitán moderno. En aquel solar insigne, al lado de Daoiz y de Velarde, de Ruiz, Carpegna y Arango, al frente de los denodados madrileños y de aquel pelotón de artilleros que tan heroicamente llegó a la meta del sacrificio, Cónsul intrépido contribuye con la eficacia de su palabra y ejemplo a mantener el sangriento y transcendental combate, cuya importancia crece y se agita al transcurso del tiempo. Salvado milagrosamente de la muerte a que se ofreció voluntaria víctima, recibe en sus brazos a Daoiz agonizante e increpa con altivo ademán y severa frase a los matadores del héroe sublime.

 (B)Manuela Canella de la Meana:

                                    Padres:
              Alonso Canella Gutiérrez (3) (primer alcalde constitucional de Oviedo, nacido  en Sobrescobio) y Benita Meana hija de José Bernardo de la Meana arquitecto y escultor de la catedral de Oviedo(2).
                                                                                                                          
  (2) José Bernardo de la Meana: Nació en Oviedo en 1715,fue bautizado en San Juan del Real .Sus padres eran Domingo de la Meana Arquitecto y Jacinta Costales, ambos  procedentes de Candas. Tuvo un hermano Francisco , un hijo Francisco Javier y una hija Benita.Vivio hasta 1790.Estuvo al servicio de la Catedral de Oviedo durante 47 años. Trabajó como escultor y arquitecto

  (3)Alonso Canella Gutiérrez, hermano  de Domingo —sacerdote y orador sagrado—, Alonso Canella y Gutiérrez, jurisconsulto y escritor, nació en Soto, perteneciente entonces a Santa María de Oviñana (parroquia del concejo o municipio asturiano de Sobrescobio) en 1767. Estudió Leyes en la Universidad de Oviedo, donde se doctoró. Ocupó posteriormente el cargo de director de la Academia de Cánones, a la vez que ejercía en ella como profesor. Fue destacado jurisconsulto y tuvo los cargos de decano del Colegio de Abogados, vocal de la Junta del Principado y secretario de la Sociedad Económica de Amigos del País. Fue representante de Sobrescobio en la Junta Superior de Ordenación y Defensa, creada en 1810 para la reorganización del territorio del Principado ante la invasión de los ejércitos aragoneses, y en 1812 fue elegido alcalde de Oviedo, cargo que le valió la cárcel y el destierro a la vuelta de Fernando VII. Murió en el año 1835.
Además de colaborar en prensa, publicó dos obras que se conservan en forma manuscrita: Observaciones a la Junta General de Asturias como representante de Sobrescobio y Descripción y noticias del concejo de Sobrescobio.

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